lunes, 8 de abril de 2013

Duele.

Hoy he estado en el pequeño quirófano de la UCI. Le han implantado un marcapasos definitivo a una paciente de 94 años.

La señora completamente consciente, orientada y colaboradora estaba algo asustada y nerviosa por lo que le hemos dado un loracepam antes de la intervención. Aún así se notaba a simple vista que la mujer tenía mucho miedo a lo que pudiera suceder y sobre todo verbalizaba que no quería pasar dolor. 

La operación ha sido dificultosa. Los médicos no lograban canalizar la subclavia y las horas iban transcurriendo mientras el sudor caía de la frente. 

Le han inyectado anestesia local a la señora, la cual en mi opinión no ha sido del todo efectiva o quizás necesitaba un poco más de dosis. El caso es que la mujer sufría muchísimo cada vez que introducían la aguja en busca de la vena subclavia. Y por supuesto sus gritos y quejidos han sido máximos cuando el médico ha realizado la incisión para la colocación subcutánea del marcapasos. 

 ...Mi reflexión de hoy es acerca del dolor físico, quién es capaz de juzgar el dolor que siente una persona y por qué. Y es que la paciente recibía continuamente reproches por parte de los doctores, alegando que no le podía doler porque sólo la estaban tocando con los dedos. 

¿Se puede juzgar si el dolor de una persona es real o no? ¿ Afecta dicha intervención de igual manera en una persona y en otra? Mi respuesta es que no. Creo que siempre tendremos que creer al paciente cuando se queja de dolor a menos que tengamos pruebas evidentes para comprobar que sus quejas no son ciertas. 

Cada persona es diferente de las demás y aunque el procedimiento que le vayamos a realizar sea para nosotros insignificante y no consideremos que pueda causar mucho dolor, es necesario pensar que al paciente si le puede estar doliendo, que no se encuentra en las mismas situaciones que nosotros ya que en el dolor influyen muchos otros factores como puede ser el estado de ánimo, el aburrimiento, las información que se tenga de la intervención...

El personal sanitarios puede hacer mucho en el control del dolor, quizás no siempre se pueda aliviar, pero es importante estar ahí, escuchando al paciente, apoyándolo para que pueda vivir dignamente su estancia en el hospital.

Para completar mi opinión he buscado en bases bibliográficas información que me ayude a entender. Muestro a continuación las ideas que más me han llamado la atención y con las cuales estoy totalmente de acuerdo. 

"El dolor es uno de los síntomas más temidos del enfermo. La Asociación Internacional para  el Estudio del Dolor lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a una lesión presente o potencial de los tejidos”. Es por lo tanto, una experiencia subjetiva: su vivencia depende de las características de la persona que lo experimenta; aspecto importante a tener en cuenta de cara al tratamiento.

Deberemos identificar componentes físicos y no físicos que componen el concepto de dolor total o sufrimiento, que engloba el estimulo físico con los factores psicológicos, sociales y espirituales de las 
personas afectadas, su contexto y su significado"

"  Se debe establecer una comunicación adecuada con el paciente: demostrar un interés sincero por él y su dolor, escucharle activamente, adoptando una actitud empática, siendo consciente de que los pacientes responden a la conducta verbal y no verbal. Mantener siempre una actitud tranquila, sosegada, serena ofreciéndole una relación afectuosa, preocupada y comprensiva"



 El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.



Bibliografía:







1 comentario:

  1. Hola Laura,
    Seguramente que en le caso de tu paciente el nivel de estrés y de ansiedad ha hecho que percibiese todo el procedimiento con mucho más dolor que el que realmente era.Pero como tu dices es algo subjetivo y si el paciente dice que le duele le duele, seguramente que el dolor de tu paciente hubiese respondido más hablando con ella, tranquilizándola, ... Por que el miedo es libre y lo más seguro es que estuviese muy asustada.A veces se puede insinuar al médico que le ponga más anestesia o se puede hablar con la paciente para tranquilizarla e intentar distraerla y que no piense tanto en lo que la están haciendo.

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