jueves, 25 de abril de 2013

...¿Adiós?...

Mi entrada de hoy trata de un tema bastante difícil, del cual he estado reflexionando durante mucho tiempo y realmente no he llegado a ninguna conclusión que me parezca adecuada. 

En todo este periodo de prácticas he visto bastantes casos de pacientes que han padecido una enfermedad y todo el personal sanitario hemos intentado ayudarle lo máximo posible para conseguir que la persona saliera adelante, pero hay un momento en el que se ha tenido que parar ya que la enfermedad del paciente seguía progresando amenazando cada vez más su vida, llegando al punto de ser las drogas y la tecnología la que mantenía al paciente de forma irreversible. 

Como es normal, se ha informado correctamente a la familia de su mal pronóstico y se le ha dado todo los apoyos psicológicos que han estado en nuestra mano para ayudarles. 

Pero... ¿ es el paciente consciente de que no va a salir de la unidad ? ¿ Se ha informado al enfermo de que en cuanto se le empiecen a subir las perfusiones de sedantes,relajantes musculares y demás ya no va a a volver a abrir los ojos? 

Creo que es una cuestión muy delicada, ya que el paciente se encuentra en una situación muy crítica y no dispondrá probablemente de la fuerza necesaria para asumir esa noticia, sufriendo la espera del momento. Pero yo me pongo en su piel y agradecería mucho que alguien me lo dijera. 
Sé que por mi estado no podría ni siquiera hablar pero al menos despedirme bien de la gente que quiero y que estaría a mi lado en esos momentos. Aunque sea con la mirada, poder decir adiós. 

Toda esta reflexión me ha venido relacionada con un paciente que comenté en entradas anteriores al que le tenían que amputar la pierna para que pudiera sobrevivir, pero él había dejado muy claro que no quería vivir así, y además tampoco se conocía muy bien el pronóstico que iba a tener con el miembro amputado, por tanto priorizando la opinión de la familia se decidió que lo mejor era dejar que se fuera tranquilo y en paz. 

Bien, pues ese momento coincidió en mi turno, y a mi como su enfermera, por lo que fui yo y mi enfermero los últimos que estuvimos con él mientras estaba aún consciente. He de decir que la situación del enfermo nos impedía comprobar si realmente estaba orientado o no, pero cuando yo le hablaba sí me miraba a los ojos, y a mi me dio toda la impresión de que me entendía palabra por palabra. 
¿ Debería alguien haberle dicho en ese momento que en pocas horas iba a estar descansando y sin dolor? ¿ Debería haberme despedido de él? ¿ Sería él consciente de su situación? 

Todas esas preguntas las he tenido en la mente durante algunas semanas, y creo que permanecerán ahí algún tiempo más. He estado buscando en bases bibliográficas que me ayudasen a entender, pero no he encontrado ningún artículo que me haya solucionado nada. Me gustaría de verdad encontrar respuesta, pero me parecen tan subjetivas como personas hay. 





lunes, 22 de abril de 2013

familia como administrador de cuidados.



Hoy he querido reflexionar sobre la posibilidad de implicar a la familiar como administrador de los cuidados de los paciente en la unidad. 

La presencia de la familia en las Unidades de Cuidados Intensivos se debe considerar como un cuidado esencial, que mejora la calidad de la atención que se proporciona, y contribuye a una mejor recuperación de los pacientes.

Este tema es importante a tener en cuenta, ya que muchas veces nos olvidamos de la familia y nos centramos exclusivamente en el paciente, viéndole a este de una manera aislada. No podemos valorar o dedicar cuidados al paciente, sin hacerlo también a su familia.

Debemos tener en cuenta que, antes de que este paciente estuviera ingresado, los cuidados iban dirigidos por parte de los familiares, por lo que en la unidad hospitalaria también se debería implicar a éstos en los cuidados de su familiar,  lo cual aportará un gran número de beneficios a nivel holístico  en el paciente, como por ejemplo reduciendo la ansiedad de éste y tranquilizándole en diferentes procesos como puede ser, la  retirada del respirador. 

En este proceso, el paciente tiene un gran protagonismo y esto se puede ver reflejado en un aumento de ansiedad, la cual puede ser reducida mediante el contacto físico, la voz y la comprensión del familiar.
Por supuesto, si queremos implicar a la familia en el cuidado del paciente debemos enseñarles a estos como aplicar los diferentes cuidados que el paciente necesita:

- Enseñarles que actitud deben adoptar
- Cómo deben acompañarle
- Enseñarles a comunicarse
- Los profesionales debemos dar información sobre el entorno
- Colaboración adaptada a las características y necesidades de cada paciente y familia.



Albístur MC, Bacigalupo JC, Gerez J, Uzal M, Ebeid A, Maciel M. La familia del paciente internado en la Unidad de Cuidados Intensivo. Rev Med Uruguay 2000; 16: 243-256. Disponible en: http://www.rmu.org.uy/revista/2000v3/art8.pdf



miércoles, 17 de abril de 2013

"Quemado"


Esta tarde, cuando iba de regreso a casa tras la jornada, me he parado a pensar en lo sacrificada que es realmente la profesión de enfermería. 

Las condiciones que la mayoría de los trabajadores buscan en un trabajo giran en torno a un buen salario mensual, a un horario de trabajo adecuado, a una estabilidad emocional...

Pero ¿cumple la profesión de enfermería alguna de estas condiciones?... las enfermeras libran diferentes días cada semana, siendo muy pocos los que coinciden con el fin de semana, además de realizar turnos variables alternando mañanas, tardes y noches ( lo cual es bastante difícil de adaptar a una vida familiar), y por si fuera poco emocionalmente cada día puede ser distinto, ya que hay momento en los que se viven situaciones tan intensas que se quiera o no, una se vuelve a casa con ese sentimiento para todo el día.

Además desde el punto de vista del entorno socio-profesional de cabe reseñar que, en los últimos años, en la profesión de enfermería ha surgido un nuevo marco que reorienta el ejercicio de la profesión, nuevos procedimientos para tareas y funciones, cambios en los programas de formación de los profesionales, cambios en los perfiles demográficos de la población de los usuarios que requieren redefinir los roles, y aumento en la demanda de servicios de salud por parte de la población. Todo ello ha ocurrido con tanta rapidez que seguramente no ha podido ser asumido por la totalidad de los profesionales.


¿ Entonces por qué es la profesión de enfermería un trabajo tan demandado? 

Creo que la respuesta aparece con sólo mirar alrededor cuando estamos haciendo nuestro trabajo. Nuestro trabajojunto con el de los demás profesionales sanitarios, ha ayudado a una persona a curarse de la enfermedad y, en concreto en éste servicio en el que me encuentro, le ha dado una oportunidad más para seguir viviendo. Y es que  si nos diéramos cuenta y disfrutáramos del papel tan importante que realizamos, se evitaría apatía, resignación y lo comunmente conocido como "burnout"

El término burnout, cuya traducción correspondería a “estar quemado”, fue introducido por Freudenberguer a mediados de los años setenta para dar una explicación al proceso negativo que sufren los profesionales en su labor,y que en los últimos años ha quedado establecido como una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado.

Los trabajadores afectados por este síndrome muestran desilusión, irritabilidad y sentimientos de frustración; se enfadan y desarrollan actitudes suspicaces. Se vuelven rígidos, tercos e inflexibles. 
Asimismo, afloran síntomas de carácter psicosomático como mayor cansancio, dificultades
respiratorias, problemas gastrointestinales, etc. Este conjunto de síntomas y signos de carácter actitudinal, conductual y psicosomático se entiende como las consecuencias del síndrome de burnout o “estar quemado”

¿ Qué hacer para evitar o solucionar este sindrome?

Tras buscar en bases bibliográficas he recogido la siguietne información: 

"Las estrategias de afrontamiento de control o activas previenen el burnout porque aumentan los sentimientos de realización personal en el trabajo, mientras que las de escape facilitan la aparición del síndrome". 

Según Ceslowitz (1989), las enfermeras con bajo burnout emplean con mayor frecuencia estrategias de afrontamiento de carácter activo dirigidas al problema. Entre estasestrategias se encuentra la elaboración y ejecución de un plan de acción, acentuar los aspectos positivos de la situación, buscar apoyo social y autocontrolarse.Las enfermeras con altos niveles de burnout utilizaron estrategias de escape/evitación, autocontrol y confrontación".

"En cuanto a las técnicas para la adquisición y mejora de estas estrategias, los programas de adquisición de destrezas pueden ser dirigidos a las estrategias instrumentales o a las de carácter paliativo (manejo de emociones). En el primer caso se incluyen el entrenamiento en habilidades como resolución de problemas, asertividad, manejo del tiempo, la comunicación y las relaciones sociales, los cambios en el estilo de vida y otras habilidades para cambiar las demandas del entorno. En el segundo caso se incluyen las habilidades para la expresión de las emociones, manejo de sentimientos de culpa, relajación, etc."

 En resumen podemos  decir que el empleo de estrategias de control o centradas en el problema previenen el desarrollo del burnout y las de evitación, escape y centradas en la emoción facilitan su aparición.

Bibliografía: 

    -  Síndrome de Burnout en profesionales de enfermería. Disponible en: http://www.carloshaya.net/biblioteca/contenidos/docs/nefrologia/predialisis/antonioporras.PDF

   -   Diagnóstico del Síndrome de Burnout en trabajadores del Centro de Inmunología 
y Biopreparados. Med Segur Trab (Internet) 2011; 57 (225) 313-318. Diponible en:  http://scielo.isciii.es/pdf/mesetra/v57n225/original4.pdf






viernes, 12 de abril de 2013

Manías.



Hoy he estado pensando en qué cosas ha cambiado mi ser como enfermera desde que estoy en la UCI.
Es cierto que cada una de las rotaciones por las que he pasado me han aportado muchas cosas que me han hecho madurar como persona y como enfermera. Pero es de la UCI de la planta de las que más costumbres positivas estoy adquiriendo.

Nada más entrar, una enfermera me dijo que ellas trabajaban de una forma muy “maniática” en la unidad, y que les daban mucha importancia a hacer las cosas bien y cada uno a su manera pero a gusto con lo que hacían.

Y con el paso de las semanas me he ido dando cuenta de que yo he adquirido también ese gusto por hacer todo correctamente y sentirte a gusto al final del turno con cómo se ha cuidado al paciente.
He de reconocer que en otras plantas por las que he rotado no todo el mundo tenía en cuenta  la esterilidad y  la asepsia de los procedimientos que se le realizan al paciente, por ejemplo. O el mantener las vías límpias, refluyentes y permeables. Por tanto cuando entré en la unidad no le daba tanta importancia al orden y la asepsia.  

Hoy en día me enorgullezco de decir que me he vuelto una “maníaca” con los cuidados como el resto del equipo que trabaja en la unidad.

Intento estar a gusto con todo lo que hago y si algo no me ha gustado como ha quedado por ejemplo la cama de un paciente, descubriendo arrugas por debajo, o la limpieza de heridas, vías, tubos… etc lo repito hasta que quede como yo considero que está perfecto.
Creo que es importante que una enfermera tenga manías buenas para cuidar al paciente. Y aunque requiera el doble de trabajo porque se tiene que estar pendiente de limpiar las vías con clorhexidina antes de administrar algo, lavar la luz utilizada antes y después de la medicación IV, o incluso el vestirse correctamente para entrar a un paciente que tenga cualquier tipo de aislamiento, entre otras cosas, al final uno mismo se queda a gusto y tranquilo porque sabe que ha hecho las cosas bien y que el paciente está lo mejor cuidado posible para que su evolución sea positiva y no tenga ningún tipo de infección nosocomial o iatrogénica.

Y puedo asegurar que en el momento que sea enfermera y tenga un alumno  a mi cargo voy a intentar por todos los medios que  entienda la importancia de hacer las cosas bien aunque sea más trabajoso.

jueves, 11 de abril de 2013

Saber cuando abandonar es también una forma de avanzar.



Hay ingresado en la unidad un paciente de 76 años diagnosticado de sépsis de origen pulmonar. De base el paciente padece un adenocarcinoma de pulmón, DM, insuficiencia renal crónica y  arteriopatía generalizada con hemiplejia izquierda residual tras sufrir un ictus dos años atrás.
El paciente sufre además una hipoperfusión izquierda que empeora notablemente debido al uso de drogas vasoactivas, lo cual le ha evolucionado en una isquemia progresiva del miembro inferior izquierdo que tiene muy mal pronóstico.

Ayer acudieron a verle los cirujanos que afirman que el único tratamiento posible es la amputación de la pierna completa, a partir del  hueco poplíteo

Pero al comentarselo a la familia, toda ella se niega alegando que el paciente bastante afectado se sentía por la hemiplejia izquierda residual que sufría como para despertar y encontrarse con un miembro amputado. Toda la familia al completo ruega a los médicos que no le alarguen la vida con drogas ni amputaciones ya que conversaciones previas con el paciente aseguraban que querría descansar en paz sin sufrimientos.

La familia es conocedora de la situación del paciente y de que si no se le realiza la amputación la necrosis irá en aumento perjudicando seriamente la situación del paciente, y probablemente produciéndole la muerte.

Aun así los médicos se plantean que hacer con el paciente, si seguir intentando avanzar en su situación o como reclama la familia no alargarle más el sufrimiento.

Estas circunstancias me dan pie a reflexionar y pensar por qué es tan difícil dejar al paciente morir en paz. Por qué hay que estar prolongando el dolor de una persona que tiene una enfermedad de base que no tiene tratamiento y que va a sufrir probablemente más viviendo con un miembro amputado y las consecuencias en su movilidad que eso suponga.

Entiendo que se intente luchar en todo para que el paciente recupere su estado de salud, pero es cierto que no siempre es posible y que hay personas que no quieren estar sufriendo conectadas a un ventilador o en una UCI cuando el pronóstico es realmente malo.

Es duro decidir algo así pero entiendo la opinión de la familia:  ¿Es preferible seguir luchando por la vida del paciente con los consecuentes sufrimientos que eso implica en él  cuando un cáncer de pulmón va a hacer que reingrese en un futuro?
Hay que entender que todas las personas tenemos un momento en el que abandonar la vida y hay que saber respetar ese momento. Lo único que ha querido decir la familia es que prefieren que su familiar fallezca en paz y sin prolongar su sufrimiento, a alargársela un par de años más, siendo optimistas, pero con el dolor que lleva el vivir con un miembro amputado y un cáncer que poco a poco te va desgastando por dentro.

Como el propio título indica, saber cuándo abandonar es también una forma de avanzar…


lunes, 8 de abril de 2013

Duele.

Hoy he estado en el pequeño quirófano de la UCI. Le han implantado un marcapasos definitivo a una paciente de 94 años.

La señora completamente consciente, orientada y colaboradora estaba algo asustada y nerviosa por lo que le hemos dado un loracepam antes de la intervención. Aún así se notaba a simple vista que la mujer tenía mucho miedo a lo que pudiera suceder y sobre todo verbalizaba que no quería pasar dolor. 

La operación ha sido dificultosa. Los médicos no lograban canalizar la subclavia y las horas iban transcurriendo mientras el sudor caía de la frente. 

Le han inyectado anestesia local a la señora, la cual en mi opinión no ha sido del todo efectiva o quizás necesitaba un poco más de dosis. El caso es que la mujer sufría muchísimo cada vez que introducían la aguja en busca de la vena subclavia. Y por supuesto sus gritos y quejidos han sido máximos cuando el médico ha realizado la incisión para la colocación subcutánea del marcapasos. 

 ...Mi reflexión de hoy es acerca del dolor físico, quién es capaz de juzgar el dolor que siente una persona y por qué. Y es que la paciente recibía continuamente reproches por parte de los doctores, alegando que no le podía doler porque sólo la estaban tocando con los dedos. 

¿Se puede juzgar si el dolor de una persona es real o no? ¿ Afecta dicha intervención de igual manera en una persona y en otra? Mi respuesta es que no. Creo que siempre tendremos que creer al paciente cuando se queja de dolor a menos que tengamos pruebas evidentes para comprobar que sus quejas no son ciertas. 

Cada persona es diferente de las demás y aunque el procedimiento que le vayamos a realizar sea para nosotros insignificante y no consideremos que pueda causar mucho dolor, es necesario pensar que al paciente si le puede estar doliendo, que no se encuentra en las mismas situaciones que nosotros ya que en el dolor influyen muchos otros factores como puede ser el estado de ánimo, el aburrimiento, las información que se tenga de la intervención...

El personal sanitarios puede hacer mucho en el control del dolor, quizás no siempre se pueda aliviar, pero es importante estar ahí, escuchando al paciente, apoyándolo para que pueda vivir dignamente su estancia en el hospital.

Para completar mi opinión he buscado en bases bibliográficas información que me ayude a entender. Muestro a continuación las ideas que más me han llamado la atención y con las cuales estoy totalmente de acuerdo. 

"El dolor es uno de los síntomas más temidos del enfermo. La Asociación Internacional para  el Estudio del Dolor lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a una lesión presente o potencial de los tejidos”. Es por lo tanto, una experiencia subjetiva: su vivencia depende de las características de la persona que lo experimenta; aspecto importante a tener en cuenta de cara al tratamiento.

Deberemos identificar componentes físicos y no físicos que componen el concepto de dolor total o sufrimiento, que engloba el estimulo físico con los factores psicológicos, sociales y espirituales de las 
personas afectadas, su contexto y su significado"

"  Se debe establecer una comunicación adecuada con el paciente: demostrar un interés sincero por él y su dolor, escucharle activamente, adoptando una actitud empática, siendo consciente de que los pacientes responden a la conducta verbal y no verbal. Mantener siempre una actitud tranquila, sosegada, serena ofreciéndole una relación afectuosa, preocupada y comprensiva"



 El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.



Bibliografía:







miércoles, 3 de abril de 2013

necropsia

Hace unos días fui a ver cómo se realizaba una necropsia.  

La sensación fue bastante contradictoria ya que el cuerpo difunto al que pertenecía era de una paciente que falleció en la unidad, por lo que por un lado sentía cierta curiosidad por ser la primera vez que asistía a una, y por otro pena al recordar a la enferma fallecida. 

Tras finalizar el procedimiento busqué información acerca de las necropsias para aclarar ideas y saber cuales son los objetivos que llevan a realizarlas. 

Aunque no localicé un buen número de artículos relacionados con el tema pero pude encontrar que la causa por la que se llevan a cabo es para examinar la concordancia entre las causas de muerte, según certificado de defunción y las del protocolo de necropsia. 

El grupo  de edades en las que son más comunes es entre los 61 a 75 años, predominando el sexo masculino. Y las causas de defunción por las que más se realizan son las enfermedades cerebrovasculares y cardiovasculares.

Reglas generales de la necropsia:

  • La necropsia es un conjunto de operaciones encaminadas a investigar lesiones capaces de haber producido la muerte, por tanto se deduce que no se trata de una disección generalizada del cuerpo, por lo que la anatomía minuciosa no es indispensable; y se debe respetar toda anomalía y toda lesión que se encuentre hasta tener el estudio completo.

  • Las incisiones cutáneas deben de ser lineales y perpendiculares a su superficie permitiendo el cierre ulterior mediante una sutura.

  • La necropsia debe ser completa, debe incluirse la abertura de todas las cavidades y el estudio in situ de los órganos. 

  • La necropsia debe estar reglada: debe seguir un orden sistemático que no varíe, salvo en algunas ocasiones especiales que se tengan que utilizar técnicas diferentes.

  • La duración de la necropsia debe de ser en el menor tiempo posible. 

  • Se deben de recolectar muestras del cuerpo dependiendo del tipo de investigación 



Bibliografía: 

  • Durruthy Wilson Odalys, Sifontes Estrada Miriam, Martínez Varona Caridad, Olazábal Hernández Arturo. Del certificado de defunción al protocolo de necropsias: causas básicas de muerte. AMC  [revista en la Internet]. 2011  Jun [citado  2013  Abr  03] ;  15(3): 542-552. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-02552011000300011&lng=es.
  • Necropsia. Disponible en:  http://es.slideshare.net/angelpollobrit/necropsia-recuperado